¿El agua con flúor puede afectar la salud?

agua con fluor

Empecemos por notar que cuando hablamos de agua que podemos consumir, sea potable o embotellada, se hace referencia al líquido que ha sido debidamente tratado. Pasó por un proceso de diversos pasos por los cuales ha sido desinfectada, filtrada y debidamente tratada para que sea consumible.

Ahora, esta agua puede traer la presencia de ciertos químicos y minerales que la enriquecen. Puede que dichos elementos sumen a nuestra salud, y nos ayude a cuidarnos un poco más junto a nuestra dieta y cuidado diario. Ya sabemos que el agua es vital para que nuestro cuerpo funcione correctamente, esto es gracias también a la presencia de minerales y químicos en ella. 

Siendo así, el flúor en el agua potable es uno de los distintos químicos podemos encontrar y las consecuencias de su presencia puede ser tanto beneficiosa como riesgosa para la salud humana. 

Tengamos presente que el agua con flúor, o también, agua fluorada, puede ser resultado de la presencia natural de este químico o puede ser agregada artificialmente. La diferencia de estos dos casos recae en la cantidad del químico disuelto por litro. Y esto sí, es de gran importancia.

La razón por la cual debemos estimar la cantidad de flúor en el agua es por nuestra salud. La cantidad de este químico en nuestro cuerpo es necesario en determinado nivel, si es mayor a ese número puede traer consecuencias serias a nuestra salud, sobre todo para el estado sano de nuestros huesos.

¿Por qué se le agrega flúor al agua?

Llegar a la conclusión de que era necesario e importante incluir flúor en el agua potable tiene su origen en la búsqueda de cuidar de la salud dental de las personas de todo el mundo. La salud dental ha sido un asunto que durante el siglo anterior se empezó a estudiar y analizar de manera más detallada y esto llevó a realizar avances sobre las decisiones de las mejores formas de cuidar de ella. 

Para ser precisos, en el año 1945, en el estado de Michigan, en el pueblo de Grand Rapids se ajustó el valor del flúor en el suministro del agua potable, pasó a 1,0 ppm. Después pasó a realizarse en otras ciudades de Estados Unidos. 

Se concluyó, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (Centers For Disease Control and Prevention) para el 2008, que este procedimiento había sido una de las mejores medidas para favorecer la salud pública, ya que se notaron cambios en el estado de la salud dental de los ciudadanos que tenían acceso al agua fluorada.1 

Sin embargo, ¿cómo se dio el paso para que se incluya en más lugares del mundo? La presencia del flúor en el agua potable puede ser de gran ayuda para la protección de la salud dental de los niños, pero bajo ¿qué parámetros se establecieron los valores adecuados y cuándo?

¿Qué dicen los organismos oficiales sobre este asunto?

Lo que llevó a lo que es el agua fluorada fueron investigaciones sobre las diferentes consecuencias que podría traer la presencia de este químico en el agua potable que necesitamos consumir diariamente. Se sabía que el flúor es uno de los químicos que necesitamos y mantiene el estado de salud de nuestros dientes y huesos; pero en qué momento se estableció y quiénes regularon el proceso.

La OMS, mejor conocida como la organización mundial de salud, en los años noventa en sus tratados sobre la calidad del agua para ser bebida incluyó recomendaciones sobre la inclusión del flúor en el agua potable, ya que sus consecuencias eran positivas para la salud dental. 

Más exactamente, en sus guías para el agua bebible de los años 1993 y 19962, recomendó la presencia de este químico en el agua potable, exactamente 1,5 mg/l. Porque sería el valor adecuado para las personas. No obstante, incluye en las guías la importancia de considerar variables como las condiciones climáticas de la zona en la que se quiere generar el agua fluorada.

Además de considerar la ingesta de flúor por alimentos y la cantidad de este químico en el agua por circunstancias naturales. Esto debe saberse para no alterar los niveles de flúor en el cuerpo de los habitantes, puesto que puede traer consecuencias negativas a la salud ósea de los ciudadanos. 

¿Cuáles son los beneficios de beber agua con flúor?

La razón por la que llevaron a que se implementara el agua con flúor es precisamente por su consecuencia principal y es la ayuda del cuidado de la salud dental de los niños y demás ciudadanos. 

Sabemos que el flúor siempre se ha relacionado con el cuidado dental y por más que se ha buscado incluirse en diferentes productos como cremas dentales y entre otros, sumarlo al agua trajo como consecuencia una notable mejora en la salud dental en Estados Unidos, es que es uno de los principales lugares en los que se ha implementado esta medida. 

El cuidado de la salud dental ha sido siempre un reto dentro de la salud pública, así que incluir el flúor en el agua potable fue una forma de llegar a grandes partes de la población de manera rápida y eficiente. Si bien, también debemos sumar que cuando se cuenta con un suministro de agua potable debidamente equipado, será probable que el agua que recibimos sea idónea para el consumo. 

Es decir, que el agua potable, la misma que sale del grifo, ¿puede ayudar a nuestra salud dental? La OMS ha sido partidaria de incluir este químico en el agua potable para mejorar la salud de las personas que cuentan con acceso a un suministro de este líquido. De esta manera, se ha podido ver una reducción considerable en los casos de caries y problemas dentales. 

¿Cuáles son los potenciales riesgos de beber agua con flúor?

Lastimosamente, como ocurre con la mayoría de consumos que tenemos en nuestra vida habitual, el exceso de cualquier cosa nos puede causar daño. Como ya mencionamos anteriormente, el flúor no se escapa de esta posible consecuencia. 

Al beber agua fluorada que excede los niveles adecuados de este químico, o sumar el valor del agua más alimentos que lo contenga, puede afectar nuestro sistema óseo. Podría considerarse una contradicción, pero en realidad, al aumentar el valor de dicho elemento puede tener efecto en la estructura de nuestros huesos causando una fluorosis esquelética. 

Esta enfermedad implica un aumento considerable en la presencia en los huesos del  químico en cuestión y esto causaría síntomas tales como fragilidad y probabilidad alta de fracturas, rigidez y dolor en las articulaciones. En casos muy avanzados y graves resulta en inmovilidad, pérdida de masa muscular y problemas neurológicos por presión causada sobre la médula espinal. 

Sin embargo, esta es la única enfermedad documentada que se relacione directamente con los niveles de flúor que se hallen en el cuerpo humano. Nunca se han encontrado relación con otras enfermedades como el cáncer, según investigaciones recientes realizadas por los doctores para el diario de investigación dental en Estados Unidos.3 

Conclusiones

Si bien existen varias razones por las cuales se ha llegado a beber agua fluorada, es importante tener presente que, como todo químico, necesita cumplir con un nivel adecuado que ha sido establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS en inglés). Estos valores asignados para el agua potable han sido una búsqueda para mejorar la salud de todas las personas. 
Sin embargo, como ocurre con todo, existe un riesgo en caso de que el valor del químico exceda lo permitido. Ahora bien, si analizamos el proceso de potabilización del agua, podremos notar que este químico se añade en momentos específicos, una vez el agua ha sido tratada para el consumo público. Y en este caso, podemos estar seguros de que los niveles del elemento serán los adecuados.

Referencias:

  1. Centers for Disease Control and Prevention (August 2010). 2008 Water Fluoridation Statistics. Retrieved August 10, 2011. ↩︎
  2.  WHO (1993) Guidelines for drinking-water quality, 2nd ed. Vol. 1. Recommendations. Geneva, World Health Organization.
    WHO (1996b) Guidelines for drinking-water quality, 2nd ed. Vol. 2. Health criteria and other supporting information. Geneva, World Health Organization.
    ↩︎
  3.  Kim FM, Hayes C, Williams PL, et al. An assessment of bone fluoride and osteosarcoma. Journal of Dental Research 2011; 90(10):1171–1176 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21799046/ ↩︎

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